La enfermedad inflamatoria pélvica es una enfermedad contagiosa que muchas mujeres ignoran que padecen porque, o bien no tienen síntomas o sus síntomas son casi imperceptibles.
¿Qué es la enfermedad inflamatoria y cuáles son sus síntomas?
También conocida como EIP, la enfermedad inflamatoria es una infección polimicrobiana de los órganos reproductivos de la mujer: útero, trompas de Falopio, ovarios y cuello uterino.
Los síntomas de EIP, cuando aparecen, empiezan como:
- Dolor en el bajo vientre.
- Flujo vaginal infrecuente y maloliente.
- Sangrado vaginal entre períodos.
Cuando los síntomas son tardíos, suele indicar una infección más grave. En este caso, la recomendación es acudir de inmediato al médico:
- Defecación con dolor.
- Deshidratación.
- Dispareunia.
- Disuria.
- Dolor intenso en el bajo vientre.
- Fiebre, que puede llegar a los 39º o superarlos, y escalofríos.
- Flujo vaginal similar al pus (color amarillo-verdoso).
- Menstruaciones irregulares.
- Molestias estomacales.
- Náuseas y vómitos.
Si experimentamos síntomas hacia el final del período de menstruación, o pocos días después de que se nos haya ido la regla, nuestras posibilidades de haber contraído la enfermedad inflamatoria pélvica son más elevadas. No obstante, también es posible padecer EIP grave o leve y no percibir síntoma alguno.
Causas de la EIP y factores de riesgo
El origen más frecuente de la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) son bacterias procedentes de infecciones de transmisión sexual (ITS), generalmente clamidia o gonorrea.
Pero también podemos haberla contraído por infecciones de otras partes del cuerpo (como apendicitis), por patógenos de nuestra propia zona vaginal, tras una cirugía (abortos o la introducción de un DIU) o por practicarnos duchas vaginales.
Adicionalmente, existen factores de riesgo que hacen más probable que contraigamos la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP):
- Haber contraído EIP anteriormente.
- Poligamia.
- Ser menor de 25 años y sexualmente activa.
- Una enfermedad de transmisión sexual previa sin tratar.
- Una pareja sexual con otras relaciones íntimas.
No olvidemos que, cuando hablamos de infecciones de transmisión sexual, nos referimos tanto a relaciones homosexuales como heterosexuales.
Tratamiento de la enfermedad inflamatoria pélvica
Para tratar la enfermedad inflamatoria pélvica suelen emplearse antibióticos. La mejor recomendación es seguir las instrucciones médicas y no interrumpir el tratamiento indicado hasta haber cumplido con las fechas establecidas, aunque los síntomas hayan desaparecido.
Si tras 48 horas de tratamiento seguimos experimentando síntomas, acudamos al médico de inmediato, pues es posible que sea necesaria la hospitalización.
Adicionalmente, debemos practicar la abstinencia sexual, hasta que acabe el período de tratamiento, e informar a la que haya sido nuestra/as pareja sexual durante los últimos 6 meses, pues también deberá acudir al médico y seguir un tratamiento.
De ser causada por una enfermedad de transmisión sexual (ETS), no actuar con responsabilidad podría diseminar la enfermedad indefinidamente.
La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) se puede tratar y se puede curar, aunque también podemos reinfectarnos con posterioridad. Lo más importante es detectarla a tiempo y tratarla de manera apropiada, para no sufrir consecuencias indeseadas, como:
- Abscesos pélvicos.
- Dolor pélvico crónico.
- Embarazo ectópico.
- Infertilidad
¿Cómo prevenir la EIP?
No podemos asegurar que, con las indicaciones sugeridas, podamos evitar definitivamente la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), pero sí podemos asegurar que reduciremos las posibilidades:
- Actuar con responsabilidad y evadir comportamientos arriesgados.
- Hacernos pruebas de detección de enfermedades de transmisión sexual (ETS) con asiduidad y compartir los resultados con nuestras parejas sexuales.
- Limitar nuestras parejas sexuales.
- No realizar duchas vaginales.
- Usar preservativo y colocarlo antes de que el pene toque ano, boca o vagina.